Algunos Pensamientos De Advertencia Sobre El Presente Avivamiento


Apreciaría su interés mientras intento presentar un tema que actualmente se encuentra dividiendo en campos defensivos y opuestos a una gran mayoría del pueblo de Dios. Uno es puesto en un lugar incomodo, y hasta peligroso, cuando se formulan advertencias básicas que aparentemente están opuestas a lo que a los ojos de muchos es santo y del Espíritu de Dios. Santos preciosos y maduros que conocemos testifican de la indiscutible bendición que están seguros han recibido. Lejos esté de nosotros el discutir o denigrar aquello que es de Dios. Sin embargo, por la fidelidad que tenemos a nuestro llamado y por la responsabilidad que tenemos delante de Dios y de Su pueblo y después de muchas reflexiones, oración y discusiones entre nosotros, ofrecemos lo siguiente para que sea considerado con meditación y oración.
Me aventuro con algo de temor a formular algunas preguntas sobre un fenómeno que en el presente se encuentra confundiendo a muchos. Contrario a movimientos previos de Dios tal como el Avivamiento de Gales, cuyo carácter santo fue notorio desde su comienzo, el presente avivamiento es una mezcla de reportes que van de entusiasmo sin igual a aquellos que son dudosos, críticos y completamente refutables. Más de una fuente de información lo compara con una falsificación carnal paralela a lo que es autentico y dado por Dios. Lo que yo pude observar a través de un video, cuya fuente es evidentemente principal y original, fue enteramente repugnante. Había ministros de la Palabra que aparentemente se encontraban tan ebrios en el espíritu que eran incapaces de ser coherentes y que posteriormente colapsaban de aturdimiento. Encontré esto enteramente inapropiado a la dignidad de su supuesto llamado y sentí que la palabra predicada fue denigrada por chistosas referencias de los débiles resultados obtenidos en comparación a los resultados conseguidos en la actualidad por las experiencias de ‘poder’ de las cuales ellos testificaban. ¿Sería mi imaginación la que, al ver a algunos que impotentemente convulsionaban de risa, me hizo sentir que lo que se había apoderado de ellos estaba alarmantemente fuera de su control y que de hecho les estaba causando dolor físico? Sería una pregunta debatible si alguien describiera esto como ‘santo.’ Al contrario, esto parecía no solo irreverente sino de hecho también demoníaco e infernal.
Otros, a consecuencia de reuniones como estas, reportan beneficios inconfundibles, liberaciones instantáneas de la depresión, de profundos desordenes de personalidad y de incapacidades al momento de recibir la ‘bendicion.’ No estamos en la posición de categóricamente condenar como engaño los aparentes beneficios de los cuales muchos dan testimonio. Dios siempre está en la libertad de bendecir a quien Él quiera bendecir. Pero nuestro punto es que si el enemigo tiene éxito en hacer que la Iglesia contemple el beneficio como el determinante a través del cual algo es juzgado como proveniente de Dios, entonces lo más probable es que hayamos sido llevados al terreno mismo del engaño.
Por lo que a mi se refiere, escogería permanecer lejos de tal fenómeno, confiando que cualquier cosa de la que me esté perdiendo no es mas que lo que estoy protegiendo y valorando y que el Señor no estaría ofendido por una precaución que pueda errar como celo por Su santidad en vez de arriesgarme a degradar aquello que Él me ha dado como puro y verdadero (lo poco que queda de lo santo que es el conocimiento de Dios, obtenido a través de la obediencia y la comunión, valorado y protegido durante los años). ¿Qué creyente podría, después de haber estado una vez en aquella Presencia, tolerar la atmósfera de entretenimiento y carnaval que prevalecía en el video citado anteriormente? Aun no me he recuperado, y confío que nunca lo haga, de una tenebrosa experiencia hace algunos veinte años. ¡Me encontraba en una conferencia internacional en medio de cuerpos que caían (supuestamente ‘cayendo en el Espíritu’) donde el sentir de la presencia de Dios era completamente ausente! La demostración visible de poder sin el correspondiente sentir de Dios en medio de chillidos carnales de emoción y de luces de cámaras fue más de lo que pude tolerar. Sin importar las consecuencias de falta de educación ministerial y de relaciones ofendidas, me tuve que ir.
Es extraordinario que a pesar de que somos explícitamente advertidos a cerca de “milagros y prodigios mentirosos,” (2 de Tesalonicenses 2:9; Mateo 24:24) nos imaginamos que esto es aun futuro e ingenuamente nos entregamos en nuestra ambición por experiencias, por poder o por liberaciones, a dudosas personalidades que han cautivado la atención del público en una increíble popularidad de la noche a la mañana. Respeto profundamente el uso que hace Dios de lo débil y lo insensato, pero por esto no puedo de ninguna manera aprobar aquello que es deslumbrante, barato y vulgar. “Santidad al Señor” sigue siendo el estándar de la Casa de Dios aun cuando esto no sea espectacular y pretencioso a los ojos del mundo o a los nuestros.
Ciertamente, con toda la asombrosa aprobación del presente fenómeno de avivamiento-renovación, el creyente prudente no hará omisión de esta modesta y, si es posible, redentiva voz de advertencia. Quizás una de las características mas peligrosas de esta hora es la nota de advertencia que está siendo tocada sobre aquellos que tienen algo de reserva y que los señala como ‘obstaculos,’ ‘enemigos,’ o ‘amenazas’ de este derramamiento de Dios. La invitación parece ser la de abandonar toda moderación (‘La barra está abierta’)- ¡zambúllanse o apártense del camino de otros si no pueden hacerlo! Estoy seguro de que Dios es lo suficientemente capaz no solo de proteger sino de perfeccionar lo que le pertenece (Colosenses 1:28). No me queda otro camino que pensar si es que son los intereses del hombre lo que se está tan vehementemente defendiendo o de que nos encontramos en el comienzo de lo que en últimas será finalizado con la advertencia de que “cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios. (Juan 16:2).
Insertaría aquí una advertencia dada por T. Austin Sparks, mas apropiada ahora que cuando fue dada décadas atrás, al hablar de la tendencia de los Corintios hacia las ‘evidencias sensacionalistas.’ Cuanto de esto hará referencia a que hoy en día estemos recogiendo lo que fue descuidada e ingenuamente sembrado en las décadas del Movimiento Carismático. La inmadurez de muchos fue animada con ‘decisiones’ fáciles, indolencia que evitaba la cruz, vida indisciplinada, la emocionada adoración de personas y con la superficialidad, levedad y ligereza de nuestras reuniones.
“Estamos hoy en ese tipo de era. Cada vez se vuelve más y mas una era psíquica. Es una era donde el alma se derrama por todas partes, afirmándose a sí misma, tomando control de todo en el cristianismo al igual que de todo lo demás-una era del alma… Sea cuidadoso de no estar deseando de nuevo esta posición. ¿Está usted detrás de la evidencia? Cómo he visto a valiosos cristianos postrándose, gimiendo y llorando, casi gritando por evidencia-este cuento de las ‘señales’… Cristianos y valiosos hombres de Dios, que han sido grandemente usados, están creando una situación emocional y psíquica donde involucran a cristianos simples en cosas que, tarde o temprano serán una gran desilusión y un tropiezo. Esto traerá ‘el ofenderse’ con el Señor, que es precisamente detrás de lo que está el diablo.” (Called Unto the Fellowship of His Son, p. 46, published by Emmanuel Church, 12000 E.14th St., Tulsa, OK 74128)
Personalmente, creo que soy alguien que está listo para arriesgarlo y entregarlo todo para el Señor, pero ciertamente no por una ‘bendición’ o por una dudosa ‘experiencia’ que solo exhibe algo que parece ser bueno. Lo que yo preferiría, y creo esto de la Biblia, es buscar la raíz de la depresión de acuerdo a la Palabra (que usualmente son desobediencias no detectadas). Esto será llevado a cabo principalmente a través de aquella parte del Cuerpo a la cual tengo que dar cuentas y con quien estoy auténticamente unido (Efesios 4:15). Cuando una ‘experiancia’ como una alternativa ‘temporal’ es preferida en vez de estas disciplinas, nos colocamos en un lugar de peligro espiritual. ¿No está el Señor cerca de todos los que le buscan? ¿Dónde está el beneficio duradero cuando, después de simplemente recibir algo de alivio a los síntomas que fueron ocasionados por serios defectos de carácter, regresamos con estos defectos aun presentes? Cualquier cosa que el presente fenómeno de avivamiento revele en el futuro será, y esta la mayor consecuencia de ellas, el profundo arrepentimiento de miles de quebrantados al reconocer lo vulnerables que fueron hacia el engaño, su falta de discernimiento básico y su ansiedad de correr tras demostraciones de poder en ambientes que son tan contrarios al conocido carácter y santidad de Dios.
Evidentemente, hay un poder en operación. La pregunta es, ¿de quien? ¿Quien es el que está mediando un gozo alternativo e inferior hacia los inmaduros, los carnales y los que no saben discernir? Ya estamos preocupados al saber de la pérdida de interés y aun el repudio de la visión apostólica que alguna vez tuvieron aquellos que recibieron ‘la bendición’- ¡como si el uno fuera de alguna manera contrario u opuesto al otro! Asumiendo que nuestros temores sean exagerados y que el presente fenómeno es de Dios, aunque solo manchado por algunos excesos, ¿de qué manera serán diferentes en el futuro las ‘señales y prodigios mentirosos’ de aquello a lo que presentemente nos estamos enfrentando? ¿Bajo qué criterio serán estas diferencias identificadas? ¿Nos encontramos actualmente en el nivel de madurez y discernimiento a través del cual se pueden hacer estas distinciones? ¿Por qué medio podremos llegar a este lugar si ahora somos propensos a señalar como ‘enemigos’ a aquellos que solo están haciendo preguntas? La censura y ridiculización llevada a cabo por los defensores de este avivamiento hacia los que intenten hacer esto hacen sospechosas las mismas declaraciones que están apoyando. El hecho de que algo se manifieste como bendición, desatadura o liberación no es una evidencia segura ni una garantía de que sea de Dios (Mateo 24:24). ¡Las mismas potestades de la oscuridad que han causado las opresiones por un estilo de vida descuidado o inmundo pueden también fácilmente aliviarlas-aun restaurando relaciones que ellas mismas destrozaron e hicieron miserables-para así poder llevar a cabo un mayor engaño!
Aun el mas eufórico ‘amor de Dios’ puede ser una pseudo-sensación producida por espíritus sobre los indiscriminados y perezosos que no están dispuestos a los sacrificios de buscar en la verdad el rostro de Dios. ¿Es de hecho esto el ‘hambre por Dios’, o el hambre por una experiencia de Dios que lo único que hace es crear un sentido de seguridad para el alma insegura de que están siendo conocidos y aceptados por Dios? ¿No será este el motivo oculto que hace que muchos clamen detrás de profetas con la esperanza de una palabra ‘profética’ de este tipo? ¿No anima esta tendencia a promover la inmadurez de estos en vez de animarlos en la fe de los hijos? ¿No preferimos ser fácilmente ‘tocados’ de forma milagrosa-en lugar de buscar a Dios diligentemente en base a la promesa de Su Palabra? “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.” (Jeremías 29:13)
¿No son estos los últimos días de los cuales hemos sido advertidos del engaño y donde nos han exhortado a probar todos los espíritus? (1 Juan 4:1; 1 de Tesalonicenses 5:21). Cuales son nuestras expectativas escatológicas-¿los fundamentos de nuestra fe? Con seguridad estas perspectivas afectarán nuestras tendencias a cualquier nueva cosa que prometa bendecirnos o establecernos en esta presente vida y robarnos al mismo tiempo del sentido de alerta que de hecho debe ser nuestro. ¿Debemos ignorar la prevaleciente ‘adoracion’ que nos rompe los oídos, las exitosas ofrendas, las calculadas técnicas teatrales, el ambiente vulgar de carnaval, los estremecientes chillidos y gritos que interrumpen los procedimientos, la evidente ausencia de la palabra predicada (de pronto quizás a manera de cuña), los persistentes testimonios que aburren al espíritu y que son una afrenta a la dignidad de Dios-que son dados casi en un estado de inconciencia e incoherencia por ministros de la Palabra? Ni por un momento hubiera sido tolerado tal ‘fenomeno’ en el histórico Avivamiento de Gales donde se tomaban todas las precauciones para evitar aun el uso de música instrumental o de cualquier intrusión humana-las mismas cosas que ahora están siendo celebradas y utilizadas. Aquel avivamiento fue santidad hacia el Señor por el tiempo que aquellos estándares fueron mantenidos.
¿Ha cambiado Él de ser el Dios que insistía en que Sus sacerdotes caminaran por una rampa hacia el altar y no por escalones para que ninguna carne fuera expuesta? (Éxodo 20:26) ¿Quien los hacia utilizar la diadema de oro continuamente sobre sus frentes (el mismo lugar que tan rápidamente dejamos asequible para aquel toque que trae la ‘bendicion’) que decía ‘Santidad a Jehová’? ¿Quiénes participaban del aceite de la unción del cual no ‘hareis otro semejante’ y el cual jamás sería derramado ‘sobre carne de hombre’? (Éxodo 30:32-38). Nuestro dolor es para que ‘Santidad a Jehová’ sea imputada fresca sobre las frentes de hombres y mujeres sacerdotes que representarán a Dios en esta era de degradación y vulgaridad y que aun amenaza con introducirse en la Casa de Dios. Es el clamor de Isaías 52:11, “Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; purificaos los que lleváis los utensilios de Jehová.” Ciertamente, “limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” (2 de Corintios 7:1). Al ver al mundo tambaleándose en violencia, en guerra, en catástrofe de terremotos, en hambre, inundaciones, en fuego, en el presente estado patético de superficialidad y falta de preparación de la Iglesia, ¿no deberíamos mas bien nosotros ‘afligírnos, y lamentar, y llorar? ¿Dejando que nuestra risa se convierta en lloro, y nuestro gozo en tristeza? (Santiago 4:9). Perdónenos si estamos siendo demasiado prevenidos. Estaríamos siendo ingenuos al pensar que el engaño es solo miedo hacia lo carnal y sensual. Los engaños de los últimos días serán espirituales “porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.” (2 de Corintios 11:14) “Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. (1 de Pedro 4:7).
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