Tengo un especial respeto por la palabra apostólico. El perder su significado amenaza la pérdida de la fe en sí misma. No es una palabra que sea fácil de definir, y sin embargo hay algo acerca de ella y su significado que está en el corazón de la fe. Es una palabra vital, y es una palabra que necesita ser resucitada, que no puede ser considerada como una simple identificación denominacional. Es una palabra que palpita de gloria, y por lo tanto debemos buscar y rescatar el fundamento apostólico – o no tendremos una iglesia digna de esa palabra.